The use of statistics
in evidentiary exercises has a chequered history. This essay analyses the
discussion extant and contributes to it taking the view that the use of
statistics for evidentiary determinations is not only beyond reproach, but is
something that triers of fact should undertake to inyect their analytical
exercises with rigor. Admittedly, a lot depends on what is understood for
‘statistical evidence’ and how it is performed. Best practices are advised. Los
árbitros tienen que decidir. Lo que diferencia las decisiones de un árbitro
respecto de aquellas de las demás personas es que la consecuencia de la
decisión del árbitro no impacta a su persona (y patrimonio), tendrá efectos en
el patrimonio y la vida de otros: las partes. Ello magnifica la importancia de
cerciorar que el proceso de toma de decisión es el mejor posible: por su
trascendencia. Decidir es difícil —siempre. La realidad es compleja. Pero es
más difícil cuando el acervo evidencial es arduo; cuando la evidencia es
inconsistente o conflictiva; cuando el impacto de la decisión es importante;
cuando los argumentos presentados son inteligentes. Así ocurre con frecuencia
en los casos sometidos al arbitraje. Casi por definición un caso que arriba a
un tribunal arbitral es discutible. Es cierto, existen los casos fáciles.1 Pero
son los menos, en mi experiencia. Tarde o temprano las partes aguijoneadas ya
sea por la incertidumbre del caso —y el riesgo que ello genera— y el costo del
proceso aceptan el peso de la razón y llegan a un acuerdo en casos que no son
grises.2 Pero hay una veta de casos en los que la respuesta no es clara. Es del
género que puede válidamente caer de ambos lados. Es en dichos casos cuando se
observa que las partes ponen la carne al asador: contratan a los gladiadores
jurídicos y técnicos más experimentados para que armen una defensa robusta e
inteligente. Esos son los casos que nos quitan el sueño a los árbitros. Los
casos en los que, consumido el expediente, uno se rasca la cabeza en son de
duda: ¿quién tiene la razón? Quien esté en dicha situación hace bien recurrir a
la estadística. Se trata de una herramienta que puede ser de utilidad a quienes
se encuentran en la situación de tomar una decisión ante un acervo probatorio
complejo. Ello pues la estadística tiene una función epistémica. Y como dice la
advertencia epistemológica: cuando ante información inconsistente, una decisión
suele decir más de nosotros —del tomador de la decisión— que del acervo
probatorio evaluado.